A este centro lo llamamos “el observador” porque desde aquí podemos observar sin juzgar, lo que pasa en nuestro interior o en el exterior. Además es el centro director puesto que en la base del cráneo se encuentran los centros nerviosos de todas las actividades de la persona, en lo orgánico, somático, emocional, relacional y mental. También desde allí podemos dirigir la energía de nuestro cuerpo cuando hacemos asanas o cuando estamos en meditación.
El trabajo del centro frontal permite el desarrollo de las actividades superiores de la mente como la intuición, la telepatía, la inspiración y la creatividad.
La forma de ejercitar el centro frontal en nuestra gimnasia, es empezar practicando asanas de todos los centros, todas las que hemos descrito en cada centro nos pueden servir. Estas posturas colocan la columna en posiciones articulares óptimas para la circulación de energía.
Una vez preparado el cuerpo, nos quedamos sentados en padmasana u otras posturas semejantes para iniciar la meditación. Centraremos la atención mediante la respiración en el punto medio de la cabeza y luego mandaremos la respiración y el calor a la frente. Hay tres actitudes que permiten ubicarnos bien en el Centro Frontal (podemos hacer las tres o una de ellas:
1) mirar el entrecejo con los ojos cerrados (poniendo los ojos bizcos).
2) Mandar la respiración y la energía a la frente visualizándola de color azul (sale por la frente una llama azul).
3) Cantar el OM para que resuene en la frente (podemos cantarlo 7, 14, o 21 veces, usando la misma nota o variándola y bajando el volumen hacia el final).
Después nos mantenemos en silencio un largo rato.
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