El séptimo chakra es el llamado Centro Coronario (Sasharara) y se le simboliza como un loto de mil pétalos. Se encuentra situado en el punto más alto de la cabeza (en la coronilla) y se abre hacia arriba, hacia el cielo. Su color es el violeta y se visualiza con una llamita dorada, de unos cinco centímetros, en su centro.
Se trata de la "antena" que nos conecta con el Universo, con lo Superior, con aquel lugar del que todos procedemos, de forma que a través de este centro nos conectamos con el Espíritu o Dios (como cada uno prefiera llamarlo). Cuando logramos sentir esta conexión nos damos cuenta de que en realidad todos estamos ligados, todos somos Uno, y que allá de donde venimos no existe la dualidad.
A través del centro coronario nos llegan y penetran las energías superiores, que pasan por nuestro centro frontal donde son decodificadas, para luego ser interpretadas y expresadas a través de nuestro centro laríngeo. Así, cuanto más equilibrados y en buen funcionamiento vibratorio se encuentren estos tres chakras, más capacidad tendremos para conectar con nuestro Ser Interior y con lo Superior.
Este chakra se desarrolla principalmente a través de la meditación.
En una clase centrada en el centro coronario movilizamos principalmente las energías de los centros bajo (lo material es importante en nuestra existencia pues vivimos en el mundo de la materia) y cardíaco (importantísimo también pues vivimos en un mundo donde las relaciones ocupan un lugar preponderante). Trabajando para que la circulación de energias a lo largo de toda la columna vertebral fluya, logramos “limpiar” el canal energético central (llamado Sushumma) para que las energías del cielo puedan bajar a la tierra y viceversa. Como casi siempre, aunque quizá esta vez con mayor intensidad y apertura, acabamos la clase con una meditación.